¿Te apetece sentarte tranquilamente, pero a la vez ver algo que enriquezca a tu conocimiento? Si todavía no has visto el documental “El Dilema de las Redes” en Netflix, ya tienes plan perfecto para verlo solo o acompañado. Eso sí, te aviso de antemano que es como ver una película de terror, o incluso peor, porque este documental no es ficción, es una auténtica realidad.
Mientras disfrutas con profesionales que trabajan (o trabajaron) en grandes compañías tecnológicas como Facebook o Google te haces protagonista de esta historia: tú eres el producto y te hacen llamar “consumidor”.
El título de este artículo me vino a la cabeza mientras veía una parte del documental que hablaba de cómo el conjunto de la sociedad piensa que las redes sociales son algo “gratis”. Concretamente, afirmaron “If you are not paying for the product, then you are the product” (“Si no estás pagando por el producto, entonces tú eres el producto”). En este momento, me paré a reflexionar: el precio de usar las redes sociales no era monetario, si no que estaba pagando con mis propios datos personales, mi vida privada, mis gustos, e incluso mi personalidad.
Otra frase que resalto del propio documental y que me impactó profundamente:
“Como no pagamos por los productos que usamos, los anunciantes son los que pagan por ese producto. Los anunciantes son los clientes. Nosotros somos el producto”
Y la realidad es esta: nuestra atención es la moneda del siglo XXI. Todo lo que hacemos en Internet se ve, se rastrea, se mide. Exactamente qué miras, cuánto tiempo lo miras. Pueden determinar tu personalidad, tus gustos, tus ideas políticas, lo que haces en tu tiempo libre… y así el algoritmo hace predicciones cada vez más acertadas.
En uno de mis artículos anteriores ¿Tenemos personalidad propia o sólo es el algoritmo de la IA?, propuse algunos consejos para poder prevenir caer en la trampa de conformarnos con la primera información que encontramos en Internet e identificar si lo que vemos es correcto o no. Debemos de ser conscientes de la necesidad de contrastar información para construir una opinión propia de la realidad. Algo que considero crucial en momentos como este.
En este punto, puede que te estés preguntando cuál sería la solución o qué puede estar de tu mano. A modo personal, creo que lo primero sería no alarmarse. Existen opciones dentro de las propias aplicaciones para poder establecer en ajustes qué tipo de privacidad deseas (por ejemplo, desactivando tu geolocalización, quitando la posición GPS de tu teléfono móvil, desactivando el acceso a otras aplicaciones como fotos, o micrófono de tus redes sociales).
Finalmente, ¿sigues pensando que las redes sociales que usan son gratis? ¿Qué estarías dispuesto a hacer para proteger tu privacidad?